Impresiones del Rastro
Primeras impresiones- 31/1/2020
"El viernes estaba muy emocionada por ir al Rastro, el único día que fui en verano me lo pasé genial y me encanó todo lo que vi.Pero luego, además de llegar tarde, me desorienté por el trabajo que hay que hacer (5 cartografías de la zona), por todas las variables que hay. Me quedé un poco en shock, así que solo puse en mi Muguruza datos superficiales, intentando captar todas las variables pero creo que no capté ninguna. Intentaré ir el miércoles (además del domingo) y hacer otra toma de datos más exhaustiva.
Puede que a pie de calle no tuviese tensión, pero he descubierto que si voy con gente me distraigo hablando y no me fijo tanto en los detalles ni la experiencia completa, tengo que ir yo sola.
Espero encontrar la forma de representar en papel toda la marabunta de sensaciones y estímulos que capté la útima vez que fui en verano."
(Este texto lo escribí el viernes, no me ha dado tiempo a pasarlo a ordenador hasta hoy)
Segundas impresiones- 2/2/2020
"Hoy he ido al Rastro de 10:15 a 14:30, y he acabado muerta. No sé si es por lo que los profesores llaman "tensión" o porque estar cuatro horas de pie paseando hacia arriba y hacia abajo tiene sus consecuencias.
Y aún después de tanto tiempo no estoy del todo satisfecha con mis mapas, siento que no me he centrado en la gente sino en cosas más ambientales como la luz (por suerte para mí ha estado nublado), anotando mis sensaciones y los olores y los sonidos y los idiomas y el flujo de gente y el ritmo de este.
He incluido los puestos y tiendas que más me han llamado la canción, que ha pasado a ser en un momento dado un medidor de mi ánimo, he hecho fotos a los detalles que me gustaban, las tiendas y los letreros y las paredes
sobre las doce me encontré con Javier Agudo en las Galerías Picquer y me dio una idea más que añadir al mapa.
Hablé con dos tenderos: uno me explicó cómo ha cambiado el Rastro desde su juventud, ya que antes podías encontrar cosa prohibidas o censuradas por la dictadura, telas de la India y objetos que no encuentras en ningún otro sitio. No había Corte Inglés, claro.
Otro me preguntó qué apuntaba en mi cuaderno (no pudo evitar fijarse en el Muguruza que cargué a cuestas por toda la zona), se lo expliqué (y se lo enseñé), y me describió la música que solía sonar todas la mañanas y oía desde donde estaba.
Mi puesto favorito no tiene carpa, es al aire libre. Es un grupo de poetas que se sientan delante de una máquina de escribir y te escriben un breve poema a raíz de un tema o historia que tú les des. Te cobran a partir de 4 euros si te gusta, y yo la primera vez que pasé por ese puesto en verano le pregunté a uno de ellos que si alguna ve alguien se había indignado, había montado un pollo y se había largado y me contestó que en 4 años eso no les había pasado nunca.
Al principio estaba estresada por la cantidad de puestos y de gente, y yo quería poner todos los puestos (un suicidio, vamos). Luego me he ido centrando más en si me gustaban o no y en el flujo de gente.
Hay tantas cosas que ver que he pasado dos veces por la misma calle y mirando los puestos no me he dado cuenta hasta que he visto el letrero de la calle.
Esta vez no he disfrutado tanto como la anterior, no sé si porque no iba a trabajar ni tenía que buscar la froma de representar la cantidad de colores que veía, la luz, el calor de la gente y del día, y las cosas raras que veía que me llamaban la atención. Esta vez no me he fijado tanto en los puestos "anticuarios".
Hoy me he sentido más deprimida, quizás porque ya no me sorprendía el sitio por primera vez o por el día tan triste que hacía.
Eso sí, para animarme me compré unas láminas de madera preciosas para decorar la habitación."
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